lunes, 25 de marzo de 2013

El enemigo en su disfraz



Cristo, Bolívar y Patria son algunas de las palabras que ha osado pronunciar Henrique Capriles Radonski en sus más recientes mítines en diversos puntos de nuestra geografía nacional. Parece que la asesoría que le prestan desde el norte ya no apunta a que en sus discursos precise detalles sobre la idiosincrasia de los lugareños. Salvo por el mollejero, ya no hay más suapara, ya no dice Coquivacoa estando en Chivacoa, estado Yaracuy, no ya no, pues esa tarea fue muy difícil de entender para él teniendo unos orígenes tan lejanos, no en distancia, sino en sentimiento de lo que significa y representa ser venezolano.


Él no será nunca lo que pretende ser sólo para ganar una elección. Sus orígenes datan de aquel pequeñísimo grupo burgués que por décadas y aliados con los gobiernos de turno explotó la mano obrera, irrespetó la mesa de un pueblo y mancilló la conciencia de los hijos e hijas de Bolívar con claras estrategias de alienación que hoy han podido ser develadas.



Sin embargo, nos toca enfrentar nuevamente una batalla con este enemigo que aunque sea físicamente flaco y anémico de ideas es en quien ha confiado el Imperio Norteamericano para desafiarnos. Un enemigo que está copiando signos y símbolos ajenos a su ideología y que en la pasada contienda presidencial obtuvo más de 6 millones de votos, es decir, un 44% de los electores de aquella ocasión. Y a partir de esta cifra, nos preguntamos, si pudiera existir un representante de oposición más la altura de estos tiempos entre estos 6 millones (que no precisamente votó por el fulano, sino en contra de Chávez aquel 7 de octubre). Es muy probable que así sea, sin embargo “esto es lo que hay”.



Ahora bien, con la partida física del Comandante Eterno, y la montaña rusa emocional que eso generó surgen entonces nuevos retos, porque aunque las ideas y las estrategias quedaron sembradas para un eficiente florecer, todas y todos somos vigilantes de que así sea, Eficiencia o nada. Que en el 2019, la oposición que aún exista vote por su opción porque crea en firmemente en su corriente, y NO que venezolanos y venezolanas humildes se envenenen con el odio que inoculan los medios privados a merced de intereses foráneos, voten en contra del proyecto bolivariano por ser víctimas de ciertas ineficiencias que lamentablemente aún existen en algunas instituciones y desechen la clara perspectiva de justicia, inclusión e igualdad de la revolución.



Si tú, que me lees, eres Chávez, indígnate cuando sepas que algo no marcha como debiera, reclama, estudia más, trabaja mucho y exige todo cuanto des. Capriles Radonski en su disfraz prestado de prócer contemporáneo se ve muy pequeño, pero tú, no te quedes pequeño en esta realidad patria que se pierde de vista en su horizonte infinito y de dimensiones incalculables.



Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción.

jueves, 21 de marzo de 2013

Carta al Comandante Eterno y a ustedes que me leen…



Sale una brisa fuerte a ondear la bandera tricolor, brillan y encandilan sus ocho estrellas, retumba el Gloria al Bravo Pueblo en millones de voces en las paredes. Eres tú, Comandante, estás vivo.

Se levanta antes del amanecer el campesino a trabajar su tierra, esa que siempre fue suya, pero que sólo tú pudiste justamente otorgarle.

Los niños corren en el recreo con fuerza, están más grandes y sanos. Fuiste tú, Comandante que garantizaste tuvieran todos los días su plato de comida caliente en la mesa.

Las abuelas Carmen y Florinda, y miles mas, que se dedicaron a criar a sus hijos tienen su pensión porque nos hiciste comprender que el trabajo de la mujer en el hogar merece su recompensa y que la tercera edad en Venezuela ya no puede ser un lamento, sino una victoria.

Los jóvenes aprendimos a leer la historia. Nuestra conciencia ya no es analfabeta, analizamos cada letra, cada palabra dicha, escrita y hasta la escondida, la que nos ocultaron y negaron. Eso, porque también nos lo enseñaste.

En el páramo venezolano hay un andino que sabe que él y su familia no están solos, porque en la cordillera que recorre todo el continente suramericano, hay otros hogares que  tienen las mismas características. Tú te empeñaste en que nos reconociéramos entre hermanos y hermanas, e insististe en consolidar el sueño de la unión de la Patria Grande y convertirnos en un sólido bloque.

Éramos venezolanos y venezolanas, algunos sin identidad, ahora somos patriotas, soldados y soldadas de una revolución que es la esperanza del mundo. Un planeta que no se puede agotar porque también nos exhortaste a que "no cambiemos el clima, cambiemos el sistema". Somos guerreras y guerreros de la paz, pero con artillería pesada en caso de que los enemigos de la vida se sigan empeñando en mancillar tu legado.

Son muchas las realidades que pudiera dibujar en estas líneas, Comandante. Por algo en aquella peregrinación del 6 de marzo vi a hombres llorarte, a mujeres embarazadas abrazar sus barrigas mientras pasabas dormido, a los niños y niñas con tu carita pintada en su piel esperanzados por volver a escucharte. Por algo, Comandante, vi el resto de los días, mientras yacía ahí tu humanidad inmortal, a cientos de miles, jurarte amor y lealtad eterna, como tú, Comandante Eterno, que hasta el último aliento de tu vida sin tiempo nos dejaste.

No hay razones ni motivos para olvidarte, Comandante. No cabe duda que la siembra de tus ideas por siempre vivirá y vibrará. No hay traiciones en este capítulo de la historia que nos hiciste escribir para construir. No hay miedo del futuro porque hasta nos enseñaste qué educar a los hijos e hijas que aún no nacen. 

Hay infinitas razones para recordarte, Comandante. Tenemos la certeza de que definitivamente venceremos. Ni aún dormido serás víctima de los que siempre fueron en contra de tu reputación y tu amor a la libertad, como lo hicieron con Bolívar. Eso no sucederá esta vez, Comandante.

Y a ustedes, que me leen, les advierto hoy lo que hace 182 años dijo Juan Francisco Martin al mundo cuando olvidado y traicionado murió el Padre de la Patria, Simón Bolívar:

“…el Libertador os ha consagrado hasta los últimos instantes de su preciosa existencia, oíd su voz, y respetemos con santo recogimiento sus postreros deseos, que deben ser una Ley sagrada para nosotros, y desgraciados si llegamos a violarla, la ruina nacional sería el más infalible resultado, y Colombia terminaría su existencia con la de su ilustre fundador… el Libertador al dejarnos para siempre nos encarga que nos unamos, que trabajemos todos por el bien inestimable de la unión… Correspondamos pues, a su encargo, marchemos unidos y juremos sobre su tumba de ser fieles a los deseos que le inspiraron sus últimos votos por la felicidad de la Patria, así honraremos su memoria y saldaríamos una inmensa deuda de gratitud.”



Una Guardiana Eterna,

María Alejandra Aguirre Pérez.

Antónimos




¿Y si nuestros labios se vuelven callos?

¿Y si se nos agota la saliva?
¿Y si mis dientes te arrancan la lengua?

¿Y si extinguimos las mariposas por guardarlas todas en nuestros estómagos?

¿Y si tus manos ya no encuentran nada sin las mías?


¿Y si empezamos a necesitarnos?

¿Y si tu piel, esa suave cobertura de tu ser, envuelve la mía y me convierte en oruga?

¿Qué seria de los poetas si nos robamos sus musas y duendes?

¿Qué sería de mis tiempos en tu ausencia?

¿Qué harían la intriga y la envidia si las burlamos?

¿A dónde escaparían los miedos y estas preguntas?

Qué sería si… ¿Qué sería si, después de ser antónimos, decidimos ser sinónimos?

¡Que sería de todo, si tú y yo, nos enamoramos!


Enero, 2012.