Cristo,
Bolívar y Patria son algunas de las palabras que ha osado pronunciar Henrique
Capriles Radonski en sus más recientes mítines en diversos puntos de nuestra
geografía nacional. Parece que la asesoría que le prestan desde el norte ya no
apunta a que en sus discursos precise detalles sobre la idiosincrasia de los
lugareños. Salvo por el mollejero, ya no hay más suapara, ya
no dice Coquivacoa estando en
Chivacoa, estado Yaracuy, no ya no, pues esa tarea fue muy difícil de entender
para él teniendo unos orígenes tan lejanos, no en distancia, sino en
sentimiento de lo que significa y representa ser venezolano.
Él no será
nunca lo que pretende ser sólo para ganar una elección. Sus orígenes datan de
aquel pequeñísimo grupo burgués que por décadas y aliados con los gobiernos de
turno explotó la mano obrera, irrespetó la mesa de un pueblo y mancilló la
conciencia de los hijos e hijas de Bolívar con claras estrategias de alienación
que hoy han podido ser develadas.
Sin
embargo, nos toca enfrentar nuevamente una batalla con este enemigo que aunque
sea físicamente flaco y anémico de ideas es en quien ha confiado el Imperio Norteamericano
para desafiarnos. Un enemigo que está copiando signos y símbolos ajenos a su
ideología y que en la pasada contienda presidencial obtuvo más de 6 millones de
votos, es decir, un 44% de los electores de aquella ocasión. Y a partir de esta
cifra, nos preguntamos, si pudiera existir un representante de oposición más la
altura de estos tiempos entre estos 6 millones (que no precisamente votó por el
fulano, sino en contra de Chávez aquel 7 de octubre). Es muy probable que así
sea, sin embargo “esto es lo que hay”.
Ahora bien,
con la partida física del Comandante Eterno, y la montaña rusa emocional que eso
generó surgen entonces nuevos retos, porque aunque las ideas y las estrategias
quedaron sembradas para un eficiente florecer, todas y todos somos vigilantes
de que así sea, Eficiencia o nada.
Que en el 2019, la oposición que aún exista vote por su opción porque crea en firmemente
en su corriente, y NO que venezolanos y venezolanas humildes se envenenen con
el odio que inoculan los medios privados a merced de intereses foráneos, voten
en contra del proyecto bolivariano por ser víctimas de ciertas ineficiencias
que lamentablemente aún existen en algunas instituciones y desechen la clara
perspectiva de justicia, inclusión e igualdad de la revolución.
Si tú, que
me lees, eres Chávez, indígnate cuando sepas que algo no marcha como debiera,
reclama, estudia más, trabaja mucho y exige todo cuanto des. Capriles Radonski
en su disfraz prestado de prócer contemporáneo se ve muy pequeño, pero tú, no
te quedes pequeño en esta realidad patria que se pierde de vista en su
horizonte infinito y de dimensiones incalculables.
Irreverencia en la
discusión, lealtad en la acción.